viernes, 25 de febrero de 2011

Los inicios de la foto en México



Uno de los archivos fotográficos más importantes que ha logrado sobrevivir el paso del tiempo es el de Romualdo García, uno de los primeros exponentes de la fotografía en México. Nacido en el siglo XIX, García puso por eso de los años 20 un estudio fotográfico en Guanajuato, donde hacía retratos a la población.



Aunque ciertamente hizo de la fotografía un negocio, no cabe duda al ver su trabajo que Aunque ciertamente hizo de la fotografía un negocio, no cabe duda al ver su trabajo que Romualdo metía algo de sí en sus retratos también (como todo buen retratista). Se las ingeniaba para crear conceptos en su peueño estudio, algunaz veces obteniendo resultados algo bizarros (tal es el caso del indio en el pedestal).

Es un orgullo poder decir que este hombre fue un artista de la fotografía. Sus retratos nos permiten echar un vistazo hacia el pasado, imaginar qué tipo de personas existían en esa época, en la que la Revolución estaba en su punto máximo. Romualdo, también como buen retratista, llegaba un poco más hondo en el alma de sus sujetos. Sus fotos son dignas de estudiarlas con detenimiento, y sin duda despiertan la imaginación.

Es interesante ver los diferentes tipos de personas que iban a "tomarse la foto". Nunca hay que olvidar al ver una fotografía el contexto histórico que nos encontramos viendo:


“Retratarse seguía siendo una especie de ceremonia, una suerte de rito social cuya importancia se acentuaba con todos aquellos elementos que la técnica y la moda obligaban a empezar. En Cantarranas 34, tras esperar un rato en la pequeña sala de recepción, de cuyas paredes colgaban las tablas de precios, iguales para todos, los clientes eran introducidos al lugar donde habrían de posar, este sitio “a medio camino entre la ejecución y la representación entre la cámara de tortura y el salón del trono”..

También entre las fotos más tristes que he visto están sus retratos de niños muertos. En ese tiempo, se usaba mucho ue si un infante moría muy pequeño, sus padres pagaban por tomarle una fotografía, ya que no tendrían otra manera de recordarlo si no. Era una práctica que ahora parece espeluznante pero entonces era muy usual. Sin embargo, no deja de ser triste ver las miradas perdidas de las madres cargando a sus hijos muertos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario